sábado, 31 de octubre de 2009

Vida: velocidad

¿Quién soy yo? Para ti ni idea excepto lo que no quieras que sea.

¿Un ego, una sustancia, un alma dubitativa? En definitiva, algo en el mundo y por y para el mundo - sin querer o no querer, independientemente. Una vez y vez y un tanto al sur del ser de la alegría - una metáfora con y/o sin comprender y comprendida por y para siempre. ¿Un eterno retorno? No, o sí y solo sí es a la vez.

Con independencia de si quizás no puedo afirmar nada. ¿y con independencia de los demás? Pero, ¿quién sobra? ¿y sí sobra quien soy yo para decir que sobra? / ¿Ahimsa? Querer quiero y deseo desear radicalidad en el ser y nunca no-ser siempre y de alguna manera.

Quien carece de un sentimiento carece de todos. ¿Qué vale y qué no vale? ¿Qué elegir? Ser o nada.

lunes, 26 de octubre de 2009

Muerte - primer acercamiento

El mundo – como la matemática – viaja desde lo infinitamente pequeño a lo infinitamente grande.

Cuando he tratado de conocer o conocerte y he visto que somos como niños jugando a los dados con nuestros pensamientos he comprendido que un instante y una eternidad son uno y el mismo tiempo.

Cuando he tratado de besarte he despertado del sueño y he comprendido que estamos eternamente alejados, que pertenecemos a universos diferentes dentro y fuera de un mismo tiempo.

Entre cigarro y cigarro he dejado correr un tupido velo que me hacía recordar la importancia que tiene para mi el sabor de lo inútil, de lo in-característico.

Al volver de mi viaje de nuestro desierto acercamiento he caído en la cuenta de que lo que tu y yo tenemos en común no importa tanto como lo que él y ella tienen en común con sus ríos de tinta acerca del movimiento de lo in-engendrado y lo realmente significado por lo grotesco.

Solo he comprendido a través de los excesos que el lenguaje y la naturaleza exacerban y me hacen reflexionar sobre lo nuestro: el pecado de no saber amar a orillas de lo eterno.

lunes, 12 de octubre de 2009

Vida: cuaderno negro

Puedo destruir el mundo para ti
si tu me dices: ¡destruye el mundo para mi!
Puedo besarte sí quieres
puedes decirme: ¡dame tu mano!

He recordado olvidar los pecados capitales
la ira, la gula, la avaricia, la lujuria,
no están hechos para mi,
prefiero la penitencia

He de llorar por las almas que lucharon
en nombre de la justicia, de la verdad,
y no del honor a la gloria, la patria,
sino en nombre de la amada libertad.

Sufro irremediablemente el no poder coger entre mis brazos,
a todas los individuos que sufren la soledad del laberinto,
que no se dejan amar sino por una luz de esperanza,
que solo quieren ser deshonrados por un Adonis de moda.
Olvidan que la verdad es eterna, universal, infinita,
que la humildad es la base del amor,
que cualquier tipo de interés que choque con la bondad,
es veneno.

Elegir: ¿lo abierto o lo cerrado? / ¿lo sagrado o lo profano?
elegir la fiesta: el derroche: la comunión: la exaltación,
elegir un proceso cósmico donde vida y muerte se confunden,
rechazar: ¡que importa la muerte sino importa la vida!

No es cuestión de fe solo la religión,
también lo es en muchos puntos nuestro pensamiento,
aquel que se encarga de movernos hacia un determinado fin,
y sin el cual no sería posible avanzar en la cultura.

¿Pero, cuantas veces olvidamos, ignoramos, ahogamos?
¿cuantas veces tropezamos en un mismo lugar?
Y todo por culpa de nuestros juicios equivocados,
fruto de una mala reflexión.

Verdad es y no es lo que nosotros pensamos
.. se oculta entre nuestras manos
Esta contenida en mi, sí es que soy el verbo
.. es seguro que no es solo yo.
El amor es incompatible con el orgullo
... no entiendo nada de lo que dices ...
solo se trata de limpiar mi conciencia
pretendo que solo lo entiendas sí lo intentas descifrar
... en serio es que no entiendo nada ...

¿Es posible una respuesta a alguna pregunta?
¿Es posible negar a Dios su no-existencia?
¿Hallar convicción y firmeza en el romanticismo?
¿Apaciguar a las bestias? ¿La ira de los dioses?
¿No sentirse solo / a solas?
... ¿Qué sentido tiene ser yo? ...

miércoles, 7 de octubre de 2009

Interludios: rutinas

A veces hay sensaciones que son como de vacío. No sabemos muy bien que nos aportan o que no. Simplemente están. Aparecen un día por alguna extraña circunstancia y permanecen allí tal vez hasta el final de la vida, o tal vez no duran mas de lo que dura un beso. Quiero decir que acaban en ese preciso instante. Y es que uno no sabe muy bien cuando ama algo, cuando lo odia, o cuando sencillamente le es indiferente. Creo que para diferenciar categóricamente estos tres sentimientos podríamos pensar en lo que nos motiva día a día. Nada más importante que la rutina; entrañable. Sin ella no podemos apreciar un viaje; una cerveza en día de lluvia a las diez de la mañana porque ya llegamos tarde a clase; una mirada descuidada a los ojos de aquella bella dama que resultaron coincidir aquel largo domingo de octubre con los de su mirada; un canuto de hierba en época de cosecha porque después se acabaran; un billete de cinco, diez o veinte euros que encontramos en el suelo pegado a un coche en aquella extraña calle por la que nunca pasa nadie y por lo cual no tenemos la obligación moral de devolverlos ya que no sabemos a quien pertenecen; y un largo etcétera de casualidades que nos pasan para que podamos recordar y contar a los amigos. Sin ella no podemos odiar a nuestro jefe, al presidente de gobierno y/o al líder de la oposición, a esa vieja vecina que siempre se queja porque no le gusta el volumen al que ponemos nuestros queridos vinilos de Pink Floyd o a nuestra madre por alargar sus conversaciones telefónicas cuando estas harto de hablar. Sin ella no podemos ser indiferentes a las docenas de miles de muertos que cada mañana de algún mes del año nos encontramos en la televisión por alguna guerra o catástrofe natural que ocurrió muy lejos de nuestras casas y por lo cual pensamos que nunca nos afectará.
Y así vamos de rutina en rutina: lloramos cuando somos pequeñas criaturas, jugamos cuando somos niños, trabajamos o vagabundeamos el resto de nuestra vida, y si llegamos a ser ancianos nos detenemos a ver las obras de la capital, a cosechar nuestro huerto de zanahorias, a jugar nuestra partida de tute o a predecir el tiempo que hará en treinta minutos mientras nos quejamos de la articulación de la rodilla. Todo esto me recuerda a aquel emotivo final que nos dejaba F. Scott Fitzgerald en El Gran Gatsby: “Gatsby creía en la luz verde, el orgiástico futuro que, año tras año, aparece ante nosotros... Nos esquiva, pero no importa; mañana correremos más de prisa, abriremos los brazos, y... un buen día... Y así vamos adelante, botes que reman contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado”.

martes, 6 de octubre de 2009

Interludios: personas solitarias

Escribo estas reflexiones en prosa bajo demasiada luz. Siempre es demasiada luz cuando se trata de luz artificial. Me encuentro algo cansado, pero ya va siendo algo personal frente a este mundo. Me encuentro con que pienso demasiado, respiro demasiado, escribo demasiado poco y me considero demasiado a mí mismo. Sí digo todo esto es porque ahora lo pienso, ya que mi realidad siempre es esa de prisas, de desengaños, de arenas movedizas. Si analizo ahora lo que quiero es paz, paz, siempre paz. Creo que eso nunca cambia. No es nada más que tranquilidad (en el fondo: aislamiento). ¿Y, por qué tengo que sentirme culpable?

Hoy la realidad es bella, dulce cisne. Pero, yo a veces me aburro.
Hoy el día amaneció sin nubes, de color azul. Y no he prestado atención.
Hoy la felicidad me atrajo porque encuentro algo de rutina.
Hoy.. hay tantas cosas que decir que nunca voy a decir.

Me estoy matando porque no quiero morir en vuestros corazones. ¿Es tan extraña petición el querer ser uno mismo? Para eso necesito ser extremadamente libre. Por eso os incito al olvido. No quiero haceros sufrir, porque os quiero. Pero no hagáis caso. Todo es una broma; una indescriptible broma llamada vida.