lunes, 16 de noviembre de 2009

Vida: contrato social

Voy a intentar responder a la pregunta por la necesidad. ¿Qué es lo necesario? Lo entiendo por oposición a lo contingente. Lo demás son solo dudas. Pero no puedo explicar ni comprender algo sí lo explico mediante una relación.
Sí interpreto que lo necesario es aquello a lo que no tengo mas remedio a lo que acceder, entonces será algo en contra de mi libertad, de mi posibilidad. Habría de rechazar entonces que el hombre es esencialmente libre. Creo que aceptar esta condición es indispensable: la limitación.
No creo que la limitación niegue la libertad absoluta. Las condiciones de posibilidad siguen siendo enormes, por lo que no se deja de ser libre. Se puede seguir actuando en consecuencia.
Muchos han afirmado que lo necesario es aquello que mantiene al ser humano en el ser. Es decir, lo indispensable para la vida. Esto es, todo acto biológico: nutrición. Pero, algunos revolucionarios del siglo XVIII en adelante han mostrado que la perdida de libertad desmerece la vida hasta el punto de que es preferible morir. ¿Es lo necesario, por tanto, la biología? Parece ser que esto último que afirmo acaba por negar esta posibilidad. Ahora aceptamos que la necesidad solo responde a la libertad, considerando que esta es fruto de la voluntad humana.
Sí lo que quiero es alcanzar un determinado fin tengo que aceptar que existe una necesidad de cumplir unas pautas para alcanzarlo. ¿Es la necesidad un medio? Parece que sí. Desde luego que existe en este sentido. Veamos otro.
Hasta ahora he presupuesto el libre albedrío en el hombre, ¿qué ocurre si carecemos de él? Entonces no existe contingencia alguna, somos necesariamente lo que somos o tengamos que ser. Pero rechazo esta hipótesis aún no teniendo un argumento infalible de refutación – no se conoce.

¿A qué responde la pregunta por la necesidad? A la pregunta por el sentido. A riesgo de exponerme a caer en el error me limito a aceptar que lo necesario es el amor. « Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él » (1 Juan 4, 16 ). Estas palabras remiten a la repuesta para el creyente. En Dios se ama, en Dios se vive, en él todo conserva su ser sin violencia. La necesidad responde a la pregunta por Dios. Dios es lo necesario. Y, ¿para el agnóstico? La apuesta del pensamiento fuerte: la sociedad. Los otros son lo necesario. Y así se desecha el conflicto, pues todos aman al prójimo como a uno mismo. Y así superar la apuesta por la fe, enemiga irremediable de la razón.

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