lunes, 5 de septiembre de 2011

Sintomas del continuo vacio evolutivo

En mi universo - pequeño y oscuro - las lagrimas no brotan de los ojos, sino del espíritu. Nada existe tan rotundamente como el instante presente; y en él se funda toda dicha y toda desgracia. Pero en el horizonte nos reencontramos con el pasado que nos acorrala y nos insiste en no crecer, en volver a la senda de lo seguro. Por eso yo creo que hay que escapar del tiempo, salirse de las carreteras nacionales y autopistas y volver al camino de cabras. Por eso no hay que hacer siempre caso al Yo instigador que nos obliga a caminar del lado bueno, sino a la pequeña voz de la conciencia que se encuentra alejada de la historia, escondida en lugares recónditos de donde no quiere salir porque le da miedo tanto caos y tanta barbarie. Después de todo; sí ellos tienen razón todos nos fundiremos en el fuego de la historia. No le importa al tiempo lo que hagas en privado con la vida.

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