domingo, 31 de enero de 2010

algunas pequeñas historias de amor

El niño que un día jugaba con el tiempo a hacerse mayor encontró que aquel juego que había dominado desde siempre ya no le servia siendo hombre. Y fue divagando por las tierras de la desesperación hasta que un día encontró la luz. Y fue por casualidad, en una aciaga noche de verano - que al final resulto ser la de una extraña conexión que perdura indefinible desde el primer canto del gallo hasta la salida del sol y que por la noche coge fuerzas de ese manantial en el que todos los seres humanos brindaron alguna vez y que fue, es y será desde siempre el motor de la vida - que acabo mudando las palabras en abrazos y besos.

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